Renacimiento

Estoy en casa. Quiero tirarme, llorar. Tengo que tragármelo.
Sería bueno ser la Sombra en Ironía. Revise mi plan, era perfecto.
Todos vestían de negro. Lloraban. Yo estaba en la acera, autos y personas circundaban. La hierba, de color muy vivo, cubría los epitafios de algunas lapidas.
Me quedé quieta. No recordaba cómo había llegado ahí… Me preocupé. Sentí frío. El sol es radiante.
A miizquierda, el llevaba lentes oscuros, forrado de negro. Su cabello caía sobre su frente, liso e imperturbable; siempre atractivo, siempre modesto. Se veía terrible, lagrimeaba. Caminaba solo, lentamente. Mi madre no paraba de llorar, mi padre la consolaba, elegantes y solemnes, lentos igualmente.
– ¿Por qué estoy ahí?-.
El aire es pesado, es dificil respirar. Cuadro por cuadro. Sin edición. Noquiero moverme, estoy muy nerviosa. No sé qué hacer.

Parecía otoño, el viento barría con las hojas multicolores que se fundían ante la multitud de sombras grises. Los árboles cantaban al compás de los pasos de la gente. Sólo ese sonido capta mis oídos. Todos se dirigían al centro del campo, con sus caras de olvidos. Abstraídos por el dolor y angustia.
Reconocí a la mayoría, habían sido parte demi vida. Desfilaron por mi mente. Se desvanecieron. Los olvide.
Comencé a caminar.
Cada segundo es una eternidad que no llega, posterga su arribo. Caprichosa. Certera. El cuello de mi camisa me sofoca. Mi corazón se acelera.
Los dolientes se mueven despacio, como si les fuera difícil caminar. Inercia.
–No parecen humanos-. Sus expresiones me aturden.
Nadie me noto. Sonreí, salude. Trate deabrazar a viejos conocidos…nadie respondió. Todo es absurdo, bizarro. Una pesadilla prefabricada. Los tocaba, no volteaban.
– ¿Soy real?-.
Seguí caminando. La muchedumbre me enloquecía.
El tiempo no transcurre, los segundos se prolongaban, los minutos son distantes y las horas no llegan, en un lugar donde no existen los rostros. Seguí.
Debo aplastarlos, golpearlos, pisotearlos. Avanzaba.Los rostros son cada vez más decadentes, inertes. El sudor recorría mi piel, el pánico me dominaba. Quise gritar, mi garganta no funciona. Mi latir es potente, atrofia mis sentidos, no deja pensar. Vi al cielo. Buscaba respuestas. Mi desesperación era enorme. Los cuerpos pasan indiferentes, me agreden.

Caí. Mi barbilla tocó el césped. Me obligaron a caer. Pasaron sobre mis manos. Lograronarrancarme un mechón de cabello. Tacones pasan por mi espalda. Duele.
Seguían lastimándome, como si fuera natural.
–No me levantare-.
Parecía sencillo, quedarse, ser herida.
Me puse de rodillas. Levanté mi muslo y coloqué una de mis manos sobre la grama.
– ¡Pum!
Tengo lodo entre mis dientes.
– ¿Es que acaso no pueden sentirme?-.
Lo vi. Ya no llevaba gafas. Su cabello caía, se secaba laslágrimas, tenía ojeras, los ojos hinchados. Me levanté. Avancé hacia él. Escupí todo la tierra que pude sacar. Me siento sucia.
Caminé como pude. Mis impulsos eran grandes.
– ¿Me escuchara?-. No lo sé.
– ¿Me sentirá?-. No lo sé.
– ¿Recordara quién soy?-. No lo sé.
Verlo, era difícil. Me acercaba más. La angustia se iba. Mi corazón latía. Mis piernas se mueven. Avanzo. El se ve distante.Observé el suelo, todo es normal.
En este mundo todo es tardo, y esta vez sólo me alejo, me alejo; de lo que busco, de lo que quiero, de lo deseado. Tengo miedo. No sé cómo controlar esto. Arrastrada al fondo, donde todo ha comenzado. Golpeaba a los cuerpos, parecían roca.
Se torno difuso, el mundo perdió color. El verde se marchita, el cielo es gris. No hay caras. Grite: no hay sonido.
Comencé aluchar, no me dejaría vencer. Quise seguir avanzando, era inútil. Me detuve. Me moví. Fue demasiado. Pateaba, sollozaba. Me sostenían. Mire hacia abajo: no hay nada. Me agarraban fuertemente. No querían dejarme ir. No cedían. Tomaron mis piernas, no puedo luchar más. Al vacío…
Estaba a su lado, en el centro del revuelo. Hace dos segundos luchaba. Estoy aterrada, me manipulan. Me falta el...