resumen
Algunos son finos y delgados como los cipreses que el viento mueve a su antojo. Otros son como los pinos que miran a los hombres desde el cielo con su gran altura panorámica dedioses. Otros aran el suelo con la mirada caída como los sauces y otros complican el mundo como las enredaderas. Mi padre, sin embargo, era como esa ceiba que ahora se muere inevitablemente: robusto,poderoso, sabio, y bajo su sombra el planeta Tierra podía girar por siglos, y girar, sin que supiéramos de la existencia de todos sus males.
Así de protegidos estuvimos a su amparo, donde nosrefugiábamos cuando la realidad era demasiado absurda, demasiado extrema.
Era como si la sombra que producía su ramaje se esparciera en un enorme diámetro alrededor nuestro y sus hojas inundaran el patiodonde tantas veces nos divertíamos de niños, jugando a la soga, al trapecio, al columpio, a escondernos. Trepábamos por su fuerte tronco para avistar los horizontes y aventurarnos al mundo ¡y quépanorámica teníamos sobre sus hombros! Al principio no nos dimos cuenta, pero ahora sí lo sabemos; aparte de sus ramas, de los cuentos que traían sus pajaritos, del viento que refrescaba la tarde llena decanciones latinoamericanas, en fin, de ese universo que vivía bajo su sombra; lo más importante siempre fue la profundidad de sus raíces.
Yo fui un pájaro enamorado de sus hojas. Cuando me picabanmis alas, volaba lejos; pero yo sabía que al cansancio del viaje siempre tendría un lugar a dónde volver. En mis pasos por el mundo así lo hice, y el rincón de su esquina predilecta de la casa me...
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