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Para desgracia del marqués del Jaral de Berrio y de su mujer, la condesa de San Mateo de Valparaíso, su única hija había caído en las redes del amor sin oponer resistencia. Se rindió ante laspalabras y galanteos del marqués don Pedro de Moncada y Branciforte. La joven María Ana, hermosa mujer cuya belleza se veía multiplicada gracias a su gran riqueza, pronto sería desposada y dejaría atrás lacasa paterna y con ella los recuerdos de infancia.

El novio era sin duda un buen partido: rico, de alcurnia, elegante y gallardo. La boda, realizada el 6 de enero de 1768, fue uno de losacontecimientos sociales de la época. Pero el marqués de Moncada pronto mostró el cobre. “Pasados unos meses, los del Jaral de Berrio —escribió Artemio de Valle Arizpe— vieron con tristeza que el apuesto marquésera vano y ostentativo, que le gustaba gastar y gastar mucho sin ponerse a ganarlo. Consumía lo que no le costó ningún trabajo adquirir. Inútilmente arrojaba la riqueza de su mujer. Iba gastando másen sus manirroturas que lo que llevó de dote. Iba disipando su vida y sus bienes. Jamás puso freno a sus locas liberalidades”. El dinero se hacía agua en sus manos, de tal forma que sus propiosconocidos le llamaban “el de la mano horadada”.

Palacio de Iturbide, siglo XIX

Aunque cronistas como Artemio de Valle Arizpe y Manuel Rivera Cambas señalan que la edificación de la casa fue ordenadapor el marqués del Jaral para evitar que su yerno acabara con la fortuna familiar, lo cierto es que desde 1752 el marqués había comprado el predio ubicado en la primera calle de San Francisco parareconstruirlo y superar en tamaño y belleza la casa de los Azulejos de los condes del Valle de Orizaba. La obra se llevó 15 años de trabajos y fue concluida en 1785 por el arquitecto Agustín Durán.

Eldestino impidió que el dispendioso yerno del marqués del Jaral de Berrio llegara a ocupar la casa. La pareja nunca pudo habitar la única edificación civil del siglo XVIII con cuatro pisos de altura....