El nombre de la rosa

aparecían otras más continuas como de haber arrastrado algo.
Severino es el encargado de analizar el cuerpo en el hospital y tras comunicarle aGuillermo la no existencia de ningún signo de violencia, éste baraja la posibilidad de que se haya sido el mismo Dios o más acertadamente por un veneno.
Ala salida se dirigen al coro donde los monjes siguen recitando a pesar de los últimos acontecimientos, encontrando especialmente nerviosos a Bencio DeUpsela, estudioso de retorica, y a Berengario y decide que serán los próximos en ser interrogados. Al hablar con el primero, vuelve a mencionar laconversación producida en el Scriptorium referente al libro la Poética de Aristóteles y revela como tras la conversación Berengario habla con los dos muertos yles dice que se dirijan a la biblioteca y aconsejándoles el buscar entre los poetas africanos o cosas relacionadas con África.
Tras la conversación yuna vez fuera divisan a Berengario, que entre lamentos les confiesa haber divisado a Adelmo en el cementerio la noche de su muerte, aunque no a estesino a su fantasma caminando entre las tumbas, jurando que venía e iba al infierno castigado por creer que su cuerpo era sitio de delicias, por creerse máslisto y por deleitarse con cosas monstruosas, llamándole una y otra vez “bello maestro”. Por el contrario Guillermo confiesa a Adso, la no existenciadel fantasma sino la culpabilidad de un Adelmo aterrorizado por la confesión de sus pecados a alguien de la Abadía, llegando a inducirlo al suicidio.