El teatro como instrumento de aprendizaje
Antonio Cantos Ceballos
Profesor Titular de Comunicación Audiovisual UCV
El universo del actor constituye toda una galaxia, de la que el espectador sólo suele percibir algunas aristas. Detrás quedan las conversaciones con el director, las búsquedas incesantes del actor para conseguir la caracterización psicofísica de su personaje, los ensayos,el montaje de las escenas, los gestos repetidos y, finalmente, descartados...; en el escenario sólo vemos la destilación final de muchas horas de trabajo y de muchos esfuerzos. Y es que actuar, para nosotros, consiste en responder a estímulos en circunstancias imaginarias, de manera personal y dinámica que sea verdadera en estilo al tiempo y espacio imaginados, para que estímulos y accionespuedan comunicarse a un público en forma de ideas y emociones. Así pues, el objetivo del actor verdadero será liberar cuerpo y mente para que sean receptores de todos los estímulos presentes sin rechazos intelectuales ni bloqueos emocionales. Por propia experiencia personal “haciendo” tendrá necesidad de desarrollar una técnica. No le bastará con sentir o vivir el personaje.
El actor, imaginarioteatral
Esta definición del arte del actor cobra, si cabe, mayor relieve en el arte de la escena donde todo es manifiestamente prescindible (escenario, decorados, luces, música, butacas, etc.) salvo el factor humano y precisamente aquí radica su principal característica frente al cine: el valor de la imaginación creativa. En el cine su fuerza radica en la fotografía, y, debido a la naturalezarealista de ésta (para que haya fotografía alguien ha de estar en algún sitio) el cine no puede ignorar el contexto social en el que se produce, que impone un cierto realismo cotidiano por el que el actor reside en el mismo mundo que la cámara, tal y como nos ejemplifica Peter Brook(1997, pp 37-38): “En el teatro uno puede imaginar, por ejemplo, a un actor vestido con sus ropas normales y saber quees el Papa porque lleva un gorro blanco de esquiador. Una palabra bastaría para evocar el Vaticano. En el cine esto sería imposible, se precisaría una explicación concreta de la historia sin la cual la imagen no tendría sentido, como por ejemplo que la acción se desarrolla en un manicomio y que el paciente con el gorro blanco tiene alucinaciones sobre la Iglesia”. Así pues, en el teatro laimaginación llena el espacio, los huecos vacíos y, paradójicamente, cuanto menos se le da a ésta, más feliz se siente porque es un músculo que disfruta jugando. El público participa convirtiéndose en cómplice de la acción y aceptando que una botella sea la torre de Pisa o un cohete camino de la luna. La imaginación se sumará alegremente a este tipo de juego con la condición de que el actor, exento decualquier referente realista, no esté “en ninguna parte”.
El espacio imaginario re-vivido
Desde esta concepción del “espacio vacío”, el verdadero actor, el actor-creador, cuando se enfrenta con el dilema de la construcción de su personaje siempre considera el espacio real o escénico en función del espacio imaginario o dramático. El reto actoral de, por ejemplo, recrear sobre unos pocos metroscuadrados de escenario una batalla o una romántica escena de amor en un jardín francés, implica, además del dominio del espacio físico, la necesaria dosis de “presencias sugeridas” para que el espectador, mediante el uso de su creatividad, pueda forjar en su mente dicha ilusión, que es el fruto de tres factores interrelacionados: la síntesis del texto, la puesta en escena y la acción de suimaginación. Así pues, el gesto y el movimiento del actor-creador permiten al espectador aceptar la convención y, por consiguiente, llenar “el espacio vacío” con estas “presencias imaginarias” fruto de la técnica del actor, tales como: una mano que se mueve rítmica y armoniosamente que evoca una paloma aleteando, el suelo que se convierte en el mar o en un bucólico paisaje campestre lleno de árboles,...
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