“La manuela”, entre comillas, o el placer de ser una misma.

Ana Pérez López
Lourdes Martínez-Echazabal.
LTSP 135 F
1 de noviembre de 2011
“La Manuela”, entre comillas, o el placer de ser una misma.
Un golpe de tacón para olvidar que no hay luz. Otropara que se vaya el dolor del último puñetazo. Los brazos alzados y la cabeza bien alta para no ver que las llamas del infiero están bajo los pies. “El infierno no tiene límites ni queda circunscrito aun solo lugar, (…) el infiero es aquí donde estamos y aquí, en el infierno tenemos que permanecer” (DONOSO: 7).
Las palabras de Mefistófeles abren la obra escrita por José Donoso y la conocidapelícula de Arturo Ripstein. Y es que no hay infierno peor que el de Fausto, y ambos autores nos adelantan la historia que veremos a continuación, donde huele a azufre y goma quemada, sobre todo al final.Como si se tratara de una matrioska, presenciamos el averno de un pueblo, Estación El Olivo, y el que se cuece en las entrañas de sus habitantes. Pero además el abandono y el atraso en el que quedasumido el poblado se puede extrapolar hasta la primera muñeca rusa: la situación general de muchos de los pueblos de la Sudamérica en los 60 y 70.
Un caciquismo teñido de paternalismo arquetípico quepudo emigrar sin problemas de Chile a México cuando se adaptó a la gran pantalla gracias a la figura de Don Alejo, que especula con el pueblo pero también protege a los ciudadanos. Al menos, puede pasardesapercibido para un espectador contemporáneo que no conozca completamente las diferencias del folclore Mejicano y Chileno. Y es que Donoso declaró tras el estreno de la película que si bieninterpretación de la letra de su novela era correcta, no había ocurrido lo mismo con la poesía (C.F.R.GRANT: 258-259). y relacionaba este vacío con el tratamiento de color en la imagen, que era mucho mássaturada y policromática que el imaginario chileno.
Salvados estos pequeños pespuntes, podríamos concluir que el vestido que La Manuela luce tan rojo en la novela como en celuloide, aunque el tono y...