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El león borrachón.
Las luces altas resultaban fastidiosas, el sonido del látigo es algo a lo que nunca me
acostumbré. En esta escena de la función debo saltar por unos taburetes y a travesar unosaros de fuego. Claro, pongan al león borrachón a hacer eso. Joder… que jaqueca.
Logré hacer los saltos, la gente me aplaudía, ya estaba acostumbrado a esos relámpagos
ensordecedores. El domador y yofuimos a la parte trasera del circo, nos habían dado un
receso de cinco minutos, entre tanto un tonto payaso haría una escena donde el mago lo
desaparece y luego cae desde el poste central en unalona. Para mí que sería mejor si el
payaso desapareciera o sí la lona se rompiera, pero esa es mi humilde opinión.
En todo caso, el domador se fumaba un cigarro y desataba una botella de aguardientecasero. Yo le abría los ojos y me relamía el hocico.
- Definitivamente no puedes hacer una función sin tomarte algo ¿verdad?- dijo
mientras me echaba un trago el cual recibí gustosamente jeje.Escuchamos de nuevo los aplausos que disparaban las personas. Esa era nuestra señal. En
esta escena se supone que yo me enfurezco con el domador y le arranco la mano. Siempre
es igual, la genteenloquece, gritan, alguna cuarentona grita “¡ay dios mío!” y cae
desmayada. Luego el domador les lanza una sonrisa y saca la mano como de su chaqueta
como si nada. Así que se repite el estallido deaplausos, la gente enloquece nuevamente. En
esos momentos y solo en ellos al domador siempre le brillaban los ojos, me decía que se
sentía bien consigo mismo, pero que su felicidad era efímera y se ibacuando los aplausos
callaban. Y dejaba de ser el personaje amado para convertirse de nuevo en el domador
solitario que vive en un tráiler y en las noches sale del para beber con su único amigo queresulta ser un león borrachón.
Desde que nací he estado entre barras, no he visto más mundo que el de las carreteras y el
arenal central del circo. Mi madre siempre estaba llena de marcas y...